TEMA 4 - La crisis del Antiguo Régimen ❌ Flashcards
falta entero (4 cards)
El reinado de Carlos IV. La guerra de la Independencia
4.1
Durante el reinado de Carlos IV (1788-1808), comenzó la crisis del Antiguo Régimen. Debido a acontecimientos internacionales (Revolución Francesa) y a la grave crisis interna, España se veía amenazada tras la ejecución de Luis XVI de Francia en 1789, por lo que se integró junto a Inglaterra en la coalición internacional anti-francesa (Primera Guerra de la Coalición), pero tras la derrota, España firma la paz de Basilea con Francia en 1795, y por el Tratado de San Ildefonso (1796), se unió a la Segunda Guerra de la coalición esta vez junto a Francia y contra Inglaterra y Portugal, que terminó en el desastre de Trafalgar (1805).
Todos estos tratados y estrategias no habían sido obra de Carlos IV, sino de su valido, Godoy, que se había ganado el odio de la nobleza española por su origen hidalgo, del pueblo, y de la Iglesia por sus alianzas con Napoleón. Para España, el gran gasto militar y la caída de los ingresos americanos habían supuesto una crisis económica que Godoy trató de solucionar con empréstitos forzosos y la desamortización de bienes eclesiásticos que además de no solucionar los problemas, provocó el descontento de la nobleza y el clero. Todo esto causó que se responsabilizara a Godoy de la crisis económica y de la subordinación de España a Napoleón. Tras el Tratado de Fontainebleau (1807), por el cual Napoleón y Godoy se repartían la futura conquista de Portugal, el príncipe Fernando aprovechó el gran rechazado a Godoy y por consecuencia a Carlos IV, para impulsar conjeturas para reemplazar a su padre en el trono en el proceso del Escorial (1807). Tras el Tratado de Fontainebleau, las tropas francesas no se limitaron a atravesar España camino de Portugal, sino que se acantonaron por el territorio español para conquistarlo. Esto causó una sublevación conocida como el Motín de Aranjuez (marzo de 1808), dirigida por la oposición de Godoy y los partidarios del príncipe Fernando. Estos lograron la destitución de Godoy y dos días después, la abdicación de Carlos IV en su hijo, ahora Fernando VII.
Al poco tiempo, Napoleón convocó en Bayona a Carlos IV y Fernando VII por separado, quienes acudieron esperando ambos ser reconocidos por Napoleón como legítimo rey de España. La ausencia de la familia real provocó el levantamiento madrileño del dos de mayo, reprimida duramente por las tropas francesas (Fusilamientos del Tres de Mayo). Este es el inicio de la Guerra de la Independencia. Aparte, en Bayona (cinco de mayo), Napoleón presionó a Fernando VII para que devolviese la corona a su padre Carlos IV, y a este para que aplicase en su persona, que después se dio el trono a su hermano José Bonaparte. En España, no reconocieron a José Bonaparte como rey, y pese a la superioridad militar francesa, la inesperada resistencia de guerrillas y el apoyo armado británico, el conflicto en un principio se decantó el conflicto a favor de los sublevados. La Guerra de la Independencia atravesó tres fases. En la primera (mayo-noviembre de 1808) destacó la Victoria de Bailén a favor de los españoles, una resistencia local inesperada en Zaragoza y Gerona que obligó a las tropas francesas a retirarse al País Vasco. En la segunda fase (noviembre de 1808 a enero de 1812), con la llegada de Napoleón, las guerrillas españolas fueron derrotadas numerosas veces (Talavera, Ocaña) y se aceleró la ocupación francesa. Para 1810, sólo resistía a Cádiz gracias a la protección de la armada británica. Finalmente, de 1812 a 1813, la retirada parcial de las tropas francesas a Rusia y el desembarco de las tropas británicas al mando de Wellington, forzaron el repliegue de los franceses hacia los Pirineos. En diciembre de 1813 Napoleón, devolvió el trono a Fernando VII (Tratado de Valençay) y a principios de 1814, los franceses abandonaron definitivamente España. La Guerra de la Independencia creó un gran sentimiento patriótico entre los españoles además de suponer el desencadenamiento de cambio radicales en la política con la creación de la Constitución de Cádiz en 1812, que durante la ausencia de los monarcas, liquidó el absolutismo y estableció la monarquía constitucional.
Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812
4.2
falta
El reinado de Fernando VII. La cuestión sucesoria
4.3
El reinado de Fernando II (1814-1833) estuvo marcado por la disputa entre el absolutismo y el liberalismo, cuyos sistemas políticos, económicos y sociales eran incompatibles. Su reinado se divide en tres etapas; El Sextenio Absolutista, el Trienio Liberal y la Década Ominosa.
El Sextenio Absolutista (1814-1820) comienza cuando tras la Guerra de la Independencia, por el Tratado de Valençay en diciembre de 1813, Napoleón le devuelve el trono a Fernando VII. Es entonces cuando se plantea la validez de la Constitución de Cádiz elaborada durante la guerra en ausencia del rey. La propuesta inicial fue obligar al rey a jurar la Constitución de 1812, pero este, impulsado por los diputados absolutistas, quienes firmaron el Manifiesto de los Persas para instar a Fernando VI a ignorar la labor legislativa de las Cortes, firma en mayo de 1814 el Decreto de Valencia, por el cual disolvía las Cortes y abolía la Constitución de 1812, volviendo así al Antiguo Régimen y la Inquisición, dando comienzo a la persecución de liberales. Sin embargo, todo esto generó a Fernando VII graves problemas interiores (crisis hacendística) y exteriores (emancipación de muchas de las colonias), a los que no pudo hacer frente. Todo esto llevó a que los liberales, tras varios intentos de pronunciamientos, triunfara el liderado por Rafael Riego en 1820 en Cabezas de San Juan, dando comienzo al Trienio Liberal.
El Trienio Liberal (1820-1823) dio comienzo con la jura de Fernando VII de la Constitución de 1812, instaurando el liberalismo. Se formaron nuevas Cortes que tuvieron que hacer frente a la división interna de los propios liberales. Por un lado se encontraban los moderados o doceañistas (Martínez de la Rosa), que pretendían unas reformas progresivas y permitían la participación del rey en el proceso legislativo. Por otro lado estaban los exaltados o veinteañistas (Riego), que pretendían la aceleración de las reformas y restringían el poder del rey al poder ejecutivo. A todo esto se le sumó la deslealtad del rey, quién utilizó constantemente su derecho a veto para garantizar la labor de las Cortes, además de la oposición realista (partidaria de Fernando VII) como la sublevación de la Guardia Real en Madrid, sofocada por la Milicia Nacional y la proclamación de la regencia de Urgell, considerado único gobierno legítimo debido a la “cautividad de la voluntad del rey”. Durante su gobierno, los moderados abolieron la Inquisición, los mayorazgos y el régimen señorial. La Guardia Real fue reemplazada por los exaltados (San Miguel). Estos perdieron contra los Cien Mil Hijos de San Luis, tropas francesas enviadas al rescate de Fernando VII por la Santa Alianza recogida en el Tratado de Verona en 1823. Este triunfo permitió a Fernando VII restaurar el absolutismo ese mismo año.
Con la vuelta al poder del rey, en la Década Ominosa, Fernando VII deshizo todas las medidas tomadas durante el Trienio Liberal, a excepción de la Inquisición, que fue sustituidas por las Juntas de Fe. De nuevo, se inició la persecución de los liberales (exilio de Goya, muerte de Riego). La desastrosa situación económica provocada por las guerras, la independencia de muchas de las colonias americanas y la ausencia de contribuciones económicas de la nobleza y el clero, llevó a Fernando VII a nombrar a ministros moderados (López Ballesteros) para que tomaran medidas y evitaran la quiebra (creación del Banco de España y la Bolsa de Madrid). Esto causó un gran malestar entre los realistas más radicales (ultrarrealistas), que confiaron en una vuelta al absolutismo con Carlos Mª Isidro, hermano del rey y heredero legítimo ante la falta de descendencia de Fernando VII. Esto llevó a sublevaciones como la Revuelta de los Malcontents en Cataluña. Sin embargo, en 1830 su mujer, Mª Cristina de Borbón quedó embarazada y ante la posibilidad de que fuese mujer, Fernando VII promulgó la Pragmática Sanción, que derogaba la Ley Sálica francesa que impedía reinar a las mujeres. Con el nacimiento de su hija Isabel, los partidarios del infante Carlos provocaron los Sucesos de la Granja (1832) para anular la Pragmática Sanción, sin embargo Fernando VII la instauró de nuevo, además de reemplazar todo el Gobierno por uno encabezado por el moderado más liberal Cea Bermúdez, para buscar el apoyo de los liberales, asegurando así los derechos sucesorios de su hija Isabel, concediendo además una amnistía a los liberales exiliados. El infante Carlos fue expulsado de España, instalándose en Portugal. En 1833, tras la muerte de Fernando VII, las Cortes proclamaron heredera a Isabel II y regente a su madre Mª Cristina. Sin embargo Carlos Mª Isidro no reconoce a Isabel como heredera y con la ayuda de los ultrarrealistas (ahora carlistas) publica el Manifiesto de Abrantes (1833) autoproclamándose rey. Al poco tiempo, comienza la Primera Guerra Carlista.
El proceso de independencia de las colonias americanas. El legado español en América
4.4
DESCARTADO
falta