Huerin, V.(2022). “Potencialidad traumática de sucesos de vida. Funcionamiento reflexivo e intervenciones preventivas en la parentalidad” Flashcards
(7 cards)
MENTALIZACION QUE ES
La mentalización se define como la capacidad de percibir y comprender tanto los propios estados mentales como los de los demás, incluyendo sentimientos, pensamientos y deseos. Implica un proceso imaginativo mediante el cual interpretamos la conducta humana en términos de intenciones, creencias y necesidades: nos vemos a nosotros mismos “desde afuera” y a los otros “desde adentro”. Esta habilidad nos permite construir una coherencia fenomenológica de la propia identidad y de las personas con las que nos relacionamos, facilitando la comprensión de por qué actuamos de determinada manera y cómo nuestras emociones se vinculan con las acciones de quienes nos rodean.
El desarrollo de la mentalización
El desarrollo de la mentalización está estrechamente ligado al apego seguro. Estudios de Fonagy y colaboradores (1995) muestran que la calidad de la función reflexiva de los cuidadores predice la temprana adquisición de una teoría de la mente y la capacidad de mentalizar. Cuando los adultos significativos responden de forma reflexiva a las señales emocionales del niño, éste aprende a mapear sus propias sensaciones y las ajenas en un marco mental organizado. En cambio, respuestas reactivas o caóticas—por ejemplo, “si él grita, yo grito más”—generan una retroalimentación negativa que dificulta esta internalización reflexiva.
La mentalización actúa como un amortiguador. COMO?
La mentalización actúa como un amortiguador frente a experiencias dolorosas y traumáticas. Factores como una constitución sólida del yo, la capacidad de mentalizar y la elaboración adecuada de duelos, tanto personales como del entorno, funcionan como protectores que reducen el impacto de sucesos adversos. Cuando estas capacidades están presentes, la persona puede poner en palabras y símbolos sus emociones, procesar pérdidas y traumas, y mantener un sentido de continuidad y estabilidad interna.
MENTALIZACION Y FONAGY
Desde un punto de vista teórico, la mentalización articula conceptos psicoanalíticos y de la teoría del apego con hallazgos de las neurociencias (Fonagy, 2006). Es clave para la organización del self y para la regulación de los afectos: conectar nuestras experiencias pasadas con las presentes y enlazar los intercambios emocionales con los comportamientos. Esta integración interna-externa es fundamental para que la realidad emocional tenga sentido; las fallas parciales en este proceso pueden relacionarse con estados neuróticos, mientras que las alteraciones más profundas y prolongadas pueden llevar a sentir la vida como carente de significado.
Los procesos de mentalización se llevan a cabo mediante el funcionamiento reflexivo, definido como la capacidad de comprender las propias acciones y las de los demás en términos de estados mentales (sentimientos, pensamientos, deseos y anhelos). Este funcionamiento es clave para la organización del self y la regulación afectiva, pues nos permite interpretar el comportamiento interpersonal mediante expresiones del tipo “Yo pienso”, “Yo creo”, “Yo quiero”, “Yo sé” o “Yo siento”, y reconocer que tras toda conducta subyacen intenciones y emociones inobservables, cambiantes y dinámicas (Fonagy et al., 1998). Tanto el pensamiento como el lenguaje constituyen pilares fundamentales de esta función reflexiva.
MENTALIZAR Y ELABORACION DE SUCESOS DE VIDA DOLOROSOS
Finalmente, la capacidad de mentalizar contribuye de manera esencial a la elaboración de sucesos de vida dolorosos y potencialmente traumáticos. Al dotar de un marco representacional que vincula emociones y acciones propias y ajenas, facilita la comprensión y el procesamiento de la experiencia traumática, disminuyendo su poder disruptivo y favoreciendo la resiliencia. En este sentido, la mentalización no solo organiza el self, sino que también actúa como un pilar en la construcción de la salud mental frente a la adversidad.
MENTALIZAR, REPRESION, INTERRUPCIONES TRAUMATICAS
El pensamiento, en tanto proceso capaz de alojar y dar significado a las sensaciones, puede verse obstaculizado por mecanismos de defensa como la represión. Pensar es una actividad de representación que media entre la vivencia sensorial y su simbolización. La realidad psíquica se forja a partir de la historia relacional: el yo tiene el encargo de conservar el recuerdo de esa trama como sostén simbólico de identificaciones. Para ello, está “condenado” a pensar (historiar), a invertir afecto en ese proceso y también a sufrir; las dos primeras tareas son necesarias para preservar la escena psíquica, y la última constituye el precio a pagar.
Cuando se producen interrupciones traumáticas en la constitución psíquica, la capacidad de historizar y elaborar se ve afectada. El trauma, como suceso imprevisto y disruptivo, genera un aflujo excesivo de energía que el psiquismo no puede ligar ni demorar en su descarga, provocando un desborde del yo y el recurso a mecanismos de defensa primitivos para recuperar la homeostasis. Cuanto más inesperado es el acontecimiento, más arraigados y arcaicos suelen ser esos mecanismos, y con ello se ve interferida la capacidad de pensar y procesar la experiencia. En síntesis, lo disruptivo alude al potencial de desestabilizar los procesos psíquicos cuya principal función es ligar afecto y representación.
padres y mentalizacion. REGULACION AFECTIVA
En el plano de la parentalidad, el funcionamiento reflexivo de los padres resulta fundamental: reconocer la dinámica de su propia experiencia afectiva les permite comprender la relación entre los estados mentales y la conducta de su hijo, y construir así un modelo mental de la experiencia interna de éste. Esa capacidad de mentalizar coopera en la regulación afectiva del niño y en las representaciones que forma acerca de su mente y de sí mismo. Estudios muestran que los padres con mayor funcionamiento reflexivo ofrecen alternativas mentalizadoras a los estados desregulados de sus hijos, favoreciendo la construcción de la mentalización y la simbolización en ellos.
