Schejtman, C., Vardy, I. (2008) “Afectos y regulación afectiva. Un desafío bifronte en la primera infancia” Flashcards
(7 cards)
REGULACIÓN AFECTIVA
La regulación afectiva ocurre en el interior de un vínculo funcional con un adulto. Es a partir de la relación con otro humano que el infante va logrando la autorregulación tanto fisiológica como emocional. La regulación emocional fue definida como la capacidad de controlar y modular nuestras respuestas afectivas, pero creemos justamente que su producción se juega en el interior de los vínculos primarios (y ese es el punto del texto básicamente).
Fonagy y Target relacionan la internalización de la transformación de los afectos excesivos y negativos con la capacidad del infante de ir autorregulando sus propios afectos negativos. Se enfatiza la relación entre la cualidad continente materna y el desarrollo del pensamiento en el niño en momentos de estructuración del psiquismo. Una falla en la contención materna puede llevar a un proceso patológico.
La capacidad innata del niño
Estudios actuales demuestran que desde el inicio de la vida, los infantes despliegan una actividad interna propia para solicitar interacción, es decir que el humano tiene una fuerte necesidad innata de contacto intersubjetivo. El infante tiene una capacidad regulatoria propia ya al nacer. Sin embargo, esta capacidad regulatoria es muy lábil e insuficiente y requiere del andamiaje regulatorio que le provee el ambiente cuidador.
A pesar de la dependencia marcada de su cuidador, el bebé también tiene disponibles recursos propios para lidiar con el afecto negativo (ejemplo, mirar para otro lado).
La ausencia del objeto
H. Bleichmar se ocupó de la regulación emocional en la relación sujeto-objeto donde, según el objeto y las funciones de este, satisfacen necesidades de distintos sistemas motivacionales. Este agrega que frente a la pérdida de objetos se produce una asociación originarias ligadas a ellos que puede activar sentimientos de desvalimiento y desesperanza puestos en juego en los procesos de duelo.
Creemos que las funciones del objeto tienen un papel fundamental preponderante en el establecimiento de una sensación de bienestar.
El intercambio libidinal entre el bebé y la madre
Laplanche habla de que el niño posee un mínimo de autonomía de percepción donde puede diferenciar la base de las experiencias de placer y displacer y el reconocimiento de estas por el ambiente cuidador llevará a ajustes y desajustes. Laplanche plantea que existe una superposición entre esas experiencias sensoriales únicas vividas por el lactante y el recubrimiento narcisista producido de la bidireccionalidad en el intercambio libidinal entre la madre y el bebé.
LA FUNCIÓN PATERNA
Los cuidados parentales hacia el niño no solo mantienen vivo y aportan la unificación narcisista, al mismo tiempo que se ligan al inconsciente y a la sexualidad reprimida materna, y ponen en circulación contenidos del orden de la imaginación y la fantasía. S. Bleichmar denomina mensajes enigmáticos a los contenidos sexuales inconscientes ignorados por la madre misma a consecuencia del sepultamiento de su propia sexualidad infantil. S. Bleichmar agrega que a través de los cuidados primarios, la madre implanta lo pulsional disruptivo, al mismo tiempo que liga el remanente excitatorio.
La función paterna cumple una doble función:
1. Implantación de lo pulsional a través de la inscripción del hijo en la economía narcisista-libidinal.
2. Regulación de los afectos y lazos de las cadenas de excitación en el infante.
Autorregulación y autoerotismo
Se propone la existencia de una relación significativa entre la autorregulación y la capacidad de estar a solas en presencia de otro y entre la autorregulación y el autoerotismo como estructurantes del psiquismo.
El autoerotismo puede definirse como la satisfacción in situ de una parte del cuerpo en el lugar mismo donde la excitación se produce (sin objeto exterior). Recordar que es a través del intercambio con el otro humano seductor y sexualizante que estas zonas del cuerpo se homogeniza y a partir de allí drenan líbido a los objetos exteriores.
Se destaca la relación entre la vivencia de autorregulación, la disminución de la cantidad de excitación y el autoerotismo, o sea, los modos de auto apaciguamiento que va encontrando el bebé, acompañados por una presencia libidinizadora de la madre. El infante va desarrollando recursos propios de autorregulación a partir de la relación con el otro que oferta el pecho, el chupete, la caricia, etc.
Desórdenes regulatorios - respuestas excesivas o intrusivas de la madre
Las investigaciones sobre los efectos de la depresión materna en la estructuración psíquica de los infantes mostraron que en ellos, cuando la respuesta de la madre es deficitaria, ya sea por su falta de vitalidad o porque es excesiva o intrusiva, en lugar de autorregulación se produce retraimiento o estrés crónico. “De aquí la importancia clínica de diferenciar autorregulación de retraimiento. La respuesta deficitaria de la madre a las iniciativas del bebé altera el proceso de regulación mutua y constituye una fractura en la intersubjetividad. Los desórdenes regulatorios para negociar y manifestar en dificultades para equilibrar y controlar condiciones temporales se manifiestan en alteración, el apaciguamiento, la irritabilidad aguda, las dificultades de consolabilidad, entre otros.